miércoles, 6 de mayo de 2009

Síndrome de Pinocho

Sabina nos martilló el cerebro para clavarnos sabiduría. Algunas veces, el amor está construido de mentiras piadosas. Conozco a sinfines con el síndrome de Pinocho. Miren la inocencia del muñequito de madera y recuerden que al quien mienta se lo comerá una ballena. Cómo van volando las mentiras piadosas como moscas entre la basura.






"Y las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan se marchitan cuando las toca la sucia rutina. Y cuando por la quinta cerveza le hablé de esa chica que me hizo perder la cabeza estalló, vas a callarte de una vez por favor. Y así fue como aprendí que en historias de dos conviene a veces mentir que ciertos engaños son narcóticos contra el mal de amor."

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