miércoles, 6 de mayo de 2009

Síndrome de Pinocho

Sabina nos martilló el cerebro para clavarnos sabiduría. Algunas veces, el amor está construido de mentiras piadosas. Conozco a sinfines con el síndrome de Pinocho. Miren la inocencia del muñequito de madera y recuerden que al quien mienta se lo comerá una ballena. Cómo van volando las mentiras piadosas como moscas entre la basura.






"Y las caricias que mojan la piel y la sangre amotinan se marchitan cuando las toca la sucia rutina. Y cuando por la quinta cerveza le hablé de esa chica que me hizo perder la cabeza estalló, vas a callarte de una vez por favor. Y así fue como aprendí que en historias de dos conviene a veces mentir que ciertos engaños son narcóticos contra el mal de amor."

miércoles, 29 de abril de 2009

¿Dónde está su coño?: la historia de Fisulina y aquel novio hermafrodita

Hay historias de ornitorrinco. Que no se definen porque son una mezcla de la coincidencia, lo absurdo y lo inimaginable. Esta es una de ellas. De las que se cuentan para romper el silencio en un bar o de las que sueltas para coronarte de freaky, simplemente. Hoy elegimos la segunda.

Había una vez una riojana que buscaba al hombre perfecto. Vivía en una ciudad tatuada por el río Tormes. Donde su único lazarillo era el mal olfato que la dejó ciega de amor. Érase una vez una riojana que buscaba al hombre perfecto y tanto suplicó que encontró a un romano encantador.

Se conocieron de noche en un bar y no durmieron. Ella simulaba ser la torre de Pisa. Él balbuceaba repitiendo un olé en cada frase. Se acercaron lo suficiente. Francesco la besó del mismo modo que se succiona un spaghetti. Pero a ella no le parecía una mueca ridícula y desagradable. Fisulina respondía moviendo los dedos como si fueran trinches con macarrones. Estaba ciega sin lazarillo y él disimuló con calma. Francesco regresó a Roma, 48 horas después, con las hormonas revueltas, sintiéndose más (se)XY que nunca.

Pero no fue totalmente sincero. Digamos que a Francesco, de pequeño, le sobraban ciertas partes.. ¿Era posible aquello? Hasta los 18, fue hombre y mujer al mism tiempo. Luego, le extirparon los órganos femeninos. Franceso era hombre; antes, un hermafrodita de lujo. Fisulina recibió el secreto de Francesco por Facebook. Fisulina atravesó el pasillo de nuestro piso. Cacareando y moviendo las alas nos lo contó. “Entonces, ¿soy lesbiana?”. Silencio. Fisulina era una chica particular, lo apropiado para recibir en un bar aquel exótico regalo de la naturaleza. Nadie se animaba a responder. No había manera de decirle, sí, Francesco parece mujer. Es que mirábamos a la pared recordando tanta mata de pelo en el pecho que sobresalía de su camiseta. En eso, cuando estábamos a punto de cambiar la conversación para hacer de la sobremesa una situación de simple seres humanos, Chani explotó con su clarísimo acento alemán: “¿Dón-de-es-tá-su-co-ño?” Fue allí cuando Fisulina viró los ojos para luego hacerlos pequeñitos y concentrarse. Érase una confundida riojana que exigía una explicación.

Los que presenciamos estas escenas decidimos contar el drama de Fisulina hasta aquí. De la anécdota quedó un ligero trauma que se cura con salidas compulsivas para correr, un viaje a Roma y un pasaje a nombre de Francesco XXXXX comprado por Fisulina. Todavía espera conocer a un homónimo para vendérselo. No hay más detalles. Si me ves por ahí, ya te cuento.

martes, 21 de abril de 2009

Todo Incluido

Tardaba una hora para llegar a la calle San Bernardo. Iba todos los meses a una agencia peruana a recoger la plata que me mandaban mi padres. Era poco. Pero lo suficiente para dar un paseo por la ciudad y detenerme en algún bar para tomar una caña. No hablaba con nadie, salvo que se me acercaran. Fueron tres los chicos, dos los jubilados y una niña que sostenía un globo rojo. A todos los recibí con una sonrisa amable para obviar el rato amargo del disculpe, no tengo cambio, no sé dónde está esa calle y no quiero ser tu amiga.
Yo estudiaba sin trabajar. Me rascaba literalmente la panza en la cuesta hacia Callao. Conmigo, siempre. Vivía tranquila y sin deporte. Aún así, creo que muchas mujeres tenían más suerte que yo. Vivían en el centro de la ciudad, hacían amigos por teléfono y nunca pagaban el trago. O a lo mejor, yo era afortunada y sin saberlo. A pesar de la crisis y la poca pasta, invertía mis calorías en paseo.
Ahora estoy en Lima mientras ellas trabajan ejercitándose por 50 euros todo incluido. Deben hacer amigos para rascarles la panza. En Perú, podrías ver este anuncio en los diarios. En España, es imposible. A volantear, a volantear. Colocar todos los datos en una hoja a impresión dúotono. Más barato. Oh! San Bernardo, qué ocultas tenías a tus putas (hasta las que van andando).

Muchísimas gracias a J. El casi amigo de estas chicas con el departamento chulísimo. Todavía no las ha ido a visitar, pero ellas ya abrieron los brazos a una futura amistad. En una hoja de papel y con luna llena al medio.

sábado, 18 de abril de 2009

Hormigas en Veda

No todas las hembras necesitamos machos. Al menos, eso ocurre con las hormigas amazónicas 'Mycocepurus smithii'. Estos inteligentes bichos son capaces de reproducirse sin ayudita. Es una especie feliz y sin sexo opuesto. Se reproducen solas. ¿Cómo? Por clonación.

Vamos a imaginarlo. Si te conviertes en una esas hormigas y sigues con ese antojo de ser madre, más te vale que seas la reina. Las reinas son las únicas que tienen descendencia. Si prefieres estar en veda y no sacrificar tu cuerpo ni tus nervios criando churumbeles, con ser obrera te vale. Serás estéril y lo mejor de todo es que serás igualita a tu reina.

Todas las hormigas de la colonia son exactas a ella. No hay razón para la envidia.

La mejor parte del asunto es que estas hormigas han encontrado alimentación aliada: comen un hongo que también es asexual. Las “M smithii” se han adaptado lo suficiente para hacer que la reina controle qué comer y que no, además de toda la casta de la colonia.

Se supone que las hembras no están sometidas a los trámites burocráticos del apareamiento. No pierden el tiempo en ello. Lo dedican de lleno a su labor recolectora. Qué bonito se siente saber que, aunque sean pequeñitas, no me siento tan sola en el mundo.

viernes, 17 de abril de 2009

Lo tienes que hacer


C es una chica muy exigente para encontrar a uno e intentar quedarse con él. C no se compromete.
C ha tenido pretendientes para aburrir.
C no necesita utilizar este perfume.
Por eso, está completo.
Pero ahí está.

miércoles, 15 de abril de 2009

Solo para Señoritas

Hay volantes que se entregan a todo el que pase por la avenida Larco. Hay otros que tienen detrás un nicho de mercado. No digo más. Solo suelto un detalle. Aquella gordita de polo rojo que me tocó el hombro. “Señorita, para usted”. Y se fue como un ángel.



Haz clic en la imagen para reirte conmigo.

viernes, 10 de abril de 2009

Qué monos

Esto es un tributo de viernes por la noche. Porque ellos me eseñaron a vivir viendo y no a vivir sin vivir. Hagamos un Delete al post anterior. Disfrutad, que el mudo se va a acabar. Aquí o pallá. Mejor, para ustedes. Besos.

miércoles, 8 de abril de 2009

Aquí o pallá


Tengo una nariz roja por gripe aviar y una sonrisa invertida. Tengo un ex presidente encerrado en una jaula. Tengo una cárcel imaginaria aquí y parte de una vida que quiero, cruzando el océano. Porque parte de mí no es lo que quiero ser o lo que quiero ser no soy yo. En carne y hueso, al menos. Digo, que cuando estoy aquí, quiero estar allá. Y cuando estoy allá, me siento más importante al otro lado.

Pero en los dos sitios doy besos al aire y no sé en cuál de ellos me enfermo peor. Dando vueltas sobre mí, sintiendo las mismas nauseas en el estómago. Pensé que al volver a mi sitio por tercera vez, tendría más ganas de asentarme. ¿Cuánto tiempo habré hablado sobre el lugar donde nací? Y ahora en Lima, pálida y débil. No por ostras. Hoy no son reacciones alérgicas a las ostras.

¿Cómo explicarlo? Quizá me siento así, desde mi primer intento de hacer tic tac a mis tiempos de veda. Como en el que ahora me encuentro. Nací en una tarde de verano. A las seis en punto. En enero, cuando el sol de mi ciudad se pinta más amarillo. Cuando el agobio por el calor se calma con hielos y el sudor no se disfruta. A esa hora nací yo. Parto natural, forzado. Con dos vueltas de cordón al cuello. Me escondo en el drama y en la luz artificial. Moverme de un lado a otro del escenario. O atravieso un puente llorando. Tengo una nariz roja y una jaula sobre mí. Intento quitarme las vendas que están sobre mis ojos y me las amarro al cuello. Dos vueltas. A ver si recuerdo para qué rayos estoy donde me encuentro. Porque hoy no me ve ni Dios o no le he abierto la puerta.

Más a allá de toda duda razonable, mi sentencia es condenatoria.

(((Me gustan tus besos al aire. Pude llevármelos en los rincones de mi maleta. No eres el ancla. Sí el pedacito más preciado que conservo. Ven. Ven pronto. Y trae esas tortitas con cadáver que comimos camino al sur.)))

Dejo este video. Siempre dejo videos y nadie los ve. No importa. Es de una veda anterior. Noviembre 2005. Pude cantar esta canción, feliz, con lágrimas la noche que cumplí 23. Ley de Gravedad se llama. Newton no está de por medio.



“Voy pensando en el pasado. Viendo de lleno el miedo y enfrentándolo. Voy como veleta perdida. Voy por lo que más brilla y con ventilación. Voy sin brújula ni prisa y en mi soledad me encuentro en technicolor. Voy sin huir de este tiempo.
Aire para los laberintos de mi corazón”.

lunes, 6 de abril de 2009

HE COMPRADO UN HOMBRE EN EL MERCADO


(Recomiendo que escuches el video mientras te cuento esto...)



Ver y escuchar a Antonia Dell´ Atte por primera vez fue una iluminación extra sensorial. Un batallón de hormigas desfilando en mis brazos. Una cabalgata de latidos en mis labios. “Yo también quiero”, pensé. Aunque sin amor, quizás lo compraría en oferta y a granel. A los otros, que me los fíen.

HE COMPRADO UN HOMBRE EN EL MERCADO era el primer verso, de voz grave, como si nos contara un chisme con cigarro en mano. Antonia compró un hombre en el mercado. Lo vistió, lo lavó. Lo negoció caro y se olvidó de pesarlo. Él la amó como un loco y ahora ella trata a su antojo. Antonia te lo cuenta en el Parc Güell en Barcelona mientras su ropa de seda noventera se desplaza con la brisa. Lo repite acariciando las teclas. No se sabe si el piano le vino de yapa. “He comprado un hombre en el mercado. Lo he observado y me ha apestado”.

Pensé que había empezado a delirar la tarde que ví un fragmento de ese video. Fue en Sé lo que hicisteis, un programa magazine amigo de lo absurdo. En la cama, jugaba a mi lado mi-tan-atractivo-amigo J. con su computadora. Sé había quedado a almorzar. Había venido para cuidarme. Yo padecía una reacción fulminante a las ostras. Con esa canción, el dolor al estómago había emigrado al cerebro.

Creo que un mercado de hombres tendría poca variedad. Al menos que estés en el Mercat de la Boquería. Me imagino ahí a miles de XY ocultando sus cositas con flores multicolores y frutas exóticas. En el mercado de Surquillo, estarían colgados cabeza abajo como pollos muertos o convertidos en pechugas deshuesadas. Las cejas gruesas de J. volvieron a observarme y a hacerme bromas sugerentes a la canción. “Vamos a comprarte uno para que te sientas mejor”.

He comprado un hombre en el mercado…

Conocí a J. en Lima hace unos meses atrás, antes de llegar a Madrid. De casualidad. En una fiesta. Yo ya lo había chequeado hace unos años. El no sabía que existía. Me lo presentaron. Yo sonreí. Él me miró bonito. Como ese miércoles, que estaba tan amarilla y marchita.

He comprado un hombre en el mercado…

Hace un par de años, hubiera pasado mi tarjeta dorada para comprarme a J. En aquellos tiempos en que lo veía caminar por los pasillos de la universidad, altísimo, con su camisa a cuadros, con esa barba espesa y esa nariz. Quizá habría comprado yo a J. en el mercado. En el de Surquillo. A sol el kilo. Sería para mí una cojinova o una chita. Sería para mí una cebolla china. Tan flaco e inofensivo, mi J.
Mi-tan-atractivo-amigo J. continuó jugando con su computadora. Disimulando no inmutarse por el pedo que se me acababa de escapar. Él no era un kilo de lentejas, ni una caja de tomates. Ya no era un guapo chico inalcanzable. Era un mortal sentado en una cama pequeñita. Sin ninguna intención, más que ver televisión conmigo. Yo, con la única intención de ver televisión con él. Yo tenía a mi lado a un verdadero amigo en Madrid y su compañía no tenía precio. Que me lo envuelvan para llevar.

¿En qué mercado o supermercado comprarías a un hombre?

jueves, 2 de abril de 2009

AUSTRALIA. No quiero otro final feliz


Baz Luhrman nos vende una aventura romántica como si fuésemos un público dispuesto a aguantar sus cursilerías. Por más que se haya gastado 130 millones en dólares para producirla. Yo ya no quiero más Australia ni clásicos épicos plastificados. Le perdoné Moulin Rouge! por revolucionar la comedia musical. Sus intentos en reciclar esta película que le dio el Oscar para vaciarla en este nuevo cortometraje son un fracaso. Menos, haber grabado siete finales y elegir la más comercial. Un golpe bajo para los que exigimos decente argumento y menos huachafería.

Interminables como las anteriores, Australia cuenta una historia enclavada en la antesala de la Segunda Guerra Mundial. El rancho de una aristócrata inglesa (Nicole Kidman) corre peligro de ser usurada por los barones ingleses. Ella se unirá a un joven (Hugh Jackman) para transportar su ganado en el más peligroso y árido territorio australiano. Finalmente, TODOS LOS PERSONAJES SOBREVIVEN A LAS MILES DE BOMBAS QUE LANZAN LOS JAPONESES DESDE EL AIRE. SE ENCUENTRAN ENTRE LOS ESCOMBROS DE CASUALIDAD. Sí, Juan.

Rescatemos la intención de hacer un tributo a su país produciendo un film 100% australiano. Para hacernos una idea: el director Luhrman saltó a la fama en 1992 con El amor está en el aire. Aterrizó en la alfombra de Hollywood en 1996 con Romeo + Julieta. Su último delirio fue Moulin Rouge! Con esta última, ha terminado el género denominado por Luhrman (Gales, Australia 1962) como la trilogía de la “cortina roja”. Esta fórmula consiste en situar al público en una tragedia romántica. Ahora apuesta por la épica y Australia es una estrafalaria combinación de escenarios que crean una atmósfera irreal. Con esta última, quiere arrojarnos un maltrecho final feliz.

Confieso que cuando la ví, la adoré. Salí de la sala del cine rodeada de corazoncitos rosas imaginarios. Pero así es el amor. Conforme pasan los meses, lo que quieres te repele o a lo mejor termina ahogándote. En este tiempo de veda, me he prometido no contaminarme con este tipo de películas. Jajajá. Como si para enamorarme necesitara odiar a mi compañero de aventuras. (O a lo mejor, sí)

No te me hagas
Las bailarinas de la Belle Epoque de Moulin Rouge! han sido cambiadas por mil quinientas cabezas de ganado. Sus narraciones musicales, por la voz y el protagonismo de un niño australiano.

Color y movimiento
Se utiliza acertadamente el color sepia, los blancos, los azules y los rojos. Se han repetido fórmulas como la pareja besándose en medio de un plano medio. Para algunos, puede ser inevitable pensar en Romeo + Juliet y en Moulin Rouge! durante las más de dos horas frente de la pantalla. Hay toques de películas como Lawrence de Arabia, Cleopatra y Lo que el viento se llevó.

Banda sonora
Odio la redundante Over the rainbow. Por más que haya sido una de las más famosas de la década de los treinta. Sí, recordada por El Mago de Oz (1939), pero manoseada por grupos tan dispares como David Bowie, Leona Lewis, Eric Clapton y Placido Domingo restan originalidad a esta película.

Un punto a favor: el contenido
El equipo de Australia se ha mirado el ombligo para rodar una película en Australia con reparto australiano con un tema político de fondo: unos cien mil niños mestizos fueron robados por sus padres entre 1910 y 1970 para ser asimilados por la sociedad blanca de origen europeo.

Una agradable visión subjetiva
Es una historia contada con periódicos y letras que aparecen y desaparecen, como si fuéramos los ojos de un niño curioso. Planos que se acercan como si quisiéramos espiar a los personajes, los que aparecen y al desaparecer nos dejan los paisajes australianos, montañas y el mar.

Puede ser que su resultado se deba a la recomendación “forzosa” de 20th Century Fox en cambiar las últimas escenas. Según dicen, el personaje de Hugh Jackman habría muerto y al diablo con todo. Así que la versión en cartelera pasó a ser ahora una película “light” con tono de telenovela. Aceptémoslo. La gente no quiere ver lo mismo que en el telediario. GRABARON SIETE FINALES PARA QUEDARSE CON LA MÁS VOMITIVA.

En respuesta a la película de Luhrman, dejo este clip. ME CAGO EN EL AMOR, de Tonino Carotone...



martes, 31 de marzo de 2009

El duende del botellón

Esta es la motito con la que a veces me cruzo camino a mi casa. Me gusta su forma y el color azul, pero me pasó e vueltas (¿?¿?¿?) mucho más lo que descubrí dentro.
La motito distribuye papel higiénico y botellones de agua a domicilio. Todo estaba en orden hasta que me topé con el rostro de un curioso hombrecillo.

Estaba escuchando música con su celular. Sí, dentro de la motito azul.


Aquí lo vemos desde más lejos.


El conductor abrió la puerta sin sorprenderse. El curioso hombrecillo intentó salir.



Pero no podía hacerlo al mismo tiempo que las botellas de agua.




Aquí un detalle de su aterrizaje.



domingo, 29 de marzo de 2009

¿Qué pensará Laura?



Este es una de las canciones que tarareo cuando me tomó un café en la oficina. Me encantaría una versión limeña con entusiastas parroquianos en el Parque Kennedy. ¿Alguien se anima?

Amo a Laura fue un spot publicitario de MTV en el 2006. Se dice que fue el contrataque o continuación de una campaña de la cadena, donde se exhibían cantidades de culos. El departamentop de marketing encargó la realización del video a la agencia BBDO . Nada tiene que ver la Asociación Nuevo Renacer, un ficticio grupo conservador.

Cuando fue colgado en Youtube, el video fue apoyado y difundido por el Opus Dei. Ahora tiene más de medio millón de visitas.

Pd. Si encuentras otras versiones de esta canción, yo no te dije nada. Ojo.

Barrichello, Barrichello: la fórmula para estar tranquilo

Barrichello cuando sudaba por Ferrari. Atrás, Schumacher, en una de las veces que al brasileño le dejaron ganar.

Hoy no hay cafés ni paseos en el malecón. No hay cine ni tontos mensajitos de texto. Hay un par de cervezas viendo el Grand Prix de Australia. En un domingo por la tarde, nada me emocionó más que la celebración de Button y Barrichello tirándole champagne a Ross Brawn.

Ambos ocuparon los primeros puestos vestidos con uniformes de Brawn GP. No con el rojo Ferrari ni con Honda, sino con un equipo formado por (gracias) a la crisis económica. Es toda una historia que sería un poco aburrida si lo cuento por aquí. Pero, ¿qué hago yo hablando de Fórmula 1?

Datos interesantes uno aprende cuando inviertes el día al lado de un hombre inteligente como mi padre. La historia que me contó mi papá fue suficiente para buscar datos curiosos y meterme un poco en este tema.“Nadie apostaba por este par”, me dijo asintiendo continuamente la cabeza.
Rubens Barrichelo (amo su nombre) estuvo años de años en Ferrari siendo el segundón del alemán Schumacher. Un obligado segundón, porque tuvo que dejarlo ganar para que éste acumule puntos personales.

O sea, te sacas la michi entrenando, corriendo, viajando, gastando tus energías y quemando tus nervios para que te vengan a decir: “aguanta, cholo. Schumacher va primero. Ponle freno y hazte el idiota”. ¡No puede ser!

Es doloroso e indignante que te obliguen a perder frente a un público que sabe que tú eres el mejor. Barrichelo dejó ganar a Schumacher tantas veces que su “jugada” se declaró prohibida por la FIA en el 2008.

El año pasado Barrichello dejó Ferrari y entró a Honda. El fierro no le ayudó pero se sintió libre. Ahora lo veo en el podio con otro equipo. Segundo, pero transparentemente segundo. Sigo leyendo sobre Barrichello y viendo videos en Youtube. Me encantó ver su cara de satisfacción. Qué rico es respirar y estar bien consigo mismo. Un domingo por la tarde para sonreir con buena compañía y la estimulante vida de un brasileño que ya no se deja.



Queda en Familia


No quiero hablar de fútbol pero dejo como recuerdo las frases célebres de mi adorados y adorables congéneres, viendo el partido Perú Chile.

¡Me aburro! Sissy, minuto 10

Aplica tu técnica, Ñolsito. Mamá Mery, minuto 25

¡Gracias, chicos! Por el pobre pueblo peruano que sufre tanto. Mamá Mery en el primer gol

¡Gol que no haces, gol que te hacen! Este es mi mensaje, hija mía. Papá, minuto 50

Se fue el loco Vargas. Ahorita hay chorreada de goles. Mamá Mery, cuando lo expulsaron

¡Es un niño! Tía Gilda, refiriéndose al 14 chileno

Que le salga un uñero para que no pueda patear. Mal deseo de Mamá Mery

(Luego se retracta) No debemos desear la maldad al prójimo.

¿Por qué somos tan malos, ah? Sissy, despreocupada

sábado, 28 de marzo de 2009

YA NO SÉ QUE HACER CONMIGO



Ya he ido obligada a misa. Me he enamorado, he llorado. Fui fanática y escéptica. Fui púdica e impúdica. No he plantando café en Nicaragua pero sí árboles en Costa Rica. He visto la puesta de sol más increíble. Un paisaje de nieve y varias estrellas fugaces. He viajado 500 kilómetros a dedo y todavía me falta por escribir. Seguiría pero da igual. Esta canción habla por mí.

viernes, 27 de marzo de 2009

Las Amebas


Acabo de cenar comida chatarra con R. Estamos en condición de amebas. Es decir, somos un par de bichos, oficialmente eurcariotas (idiotas, quizá). Dicen que las amebas viven libres en el agua y en la tierra, y se caracterizan por ser cambiantes de físico o de carácter. O sea, R y yo pululamos entre me llega al pincho y la/lo quiero mucho. Y pasamos del centro de Lima a Miraflores en un pis pás. El apareamiento y las relaciones sociales nos tienen sin cuidado. Al menos, los dos somos buenos amigos por el momento.

Apoyados en la mesa, dejo que R la mencione al aire sin que se percate. Le sonríe sin que esté presente. Mi compañía en un lugar cuyos colores son todos primarios (rojo, azul y amarillo) le alivia la noche. O en parte. R me comenta un episodio sobre ELLA.

La historia me estimula y empiezo a crear suposiciones y les doy un toque divertido de dramatismo. Convierto a ELLA en una bruja y a un x en un personaje ordinario y desagradable. Disfruto degenerando hipotéticamente la situación que me cuenta y le doy mi versión exagerando mis movimientos con las manos, impostando la voz.

Yo voy vestida de rojo y hago juego con la escenografía que nos toca esa noche. Llevo un colgante naranja que parece una herida abierta en mi cuello. Me gusta ese colgante. Lo acaricio pensando en que yo no tengo de quién hablarle. Me induje amnesia.

R y yo seguimos comiendo papas fritas en nuestra condición de amebas. Nadie nos mira. Nos da placer ser insignificantes. Nos volvemos opacos para el resto con nuestras historias de desamor y coincidencias. Salimos de ahí y empezamos a caminar. Ahora echamos la culpa a los que no nos escuchan y nos reímos de los que no nos ven caminando por la avenida Larco. Hablar del pasado y deformarlo entretiene. La angustia de cambiar la situación oprime el pecho.

Las amebas se encuentran entre la vegetación en descomposición. Yo, al menos, he vivido rodeada de mierda y me he acercado a ella con deseo. Digamos también que las amebas son asexuales. Seres vivos que viven de estímulos y reacciones. R y yo somos un objeto común de estudio. ¿Por qué no sales? ¿Y fue tan fácil atracar así nomás? Llamadas, mails, mensajes de terceros son incitaciones a nuestro decidido estado de reposo.

R me deja en casa y le devuelvo su caja de puchos desde la ventana. Veo cómo la cajetilla hace una performance de caída libre y llega hasta sus manos. Dice R que no tiene una cita. Se va a visitar a otra amiga. Le hago adiós con la mano izquierda y le saco la lengua. Él se va al cine y yo me encierro en mi habitación a leer, a escribir y a desatar mis pulsiones con arte basura. Ahora le hago un poemilla a mi oveja de felpa que se llama Vaquita. Es lo único dulce que destilo. Vamos a hacer un bien a un ser que está patas arriba por problemas de identidad.

((((Tú, no estorbes aunque no lo hagas. Que VEDA también significa Voluntarios en Defensa de los Animales. Dejémoslo ahí.))))

Ojeadaza con los Ojos de Brujo




La primera vez que escuché a Ojos de Brujo fue unos meses después de haber mandado a la horca una relación larga, muy larga. Los ritmos flamenquillos y ese hip hop que parecen quejarse y protestar por lo más mínimo terminaron siendo parte de mi consuelo o la justificación de que lo que hice fuera, en caso, una decisión correcta. En esta decapitación sentimental, la única cabeza que rodó fue la mía. Digamos que la música de Ojos de Brujo me ha ayudado a cicatrizar-hipnotizar.

Este fin de semana me quedaré bailando sola esta canción. Como suelo hacerlo sobre la alfombra esperando respuestas a mi tiempo de veda. Los acordes de la guitarra española de este grupo ibérico fueron testigos de mi primer tiempo de reclusión mental cuya razón fue limpiar mis branquias. Tengo agallas y otras agallas para darme cuenta que soledad y felicidad pueden ser dos palabras compatibles.

Demos gracias a que con el cerebro derretido y el corazón fulminado las letras explosionan sin ánimo de lucro.

La canción que he elegido se llama “Todo tiende” (2006). Aunque la empecé a escuchar hace unos meses (antes de regresar a mi realidad), la letra me dejó con una O perfecta en los labios. Estés donde estés, viajes donde que te dé la gana, siempre terminarás mendigando el tiempo que te hizo falta o el que, finalmente, desperdiciaste. Ser errante y crecer por dentro, aunque tu suerte pese más que los 21 gramos de tu existencia. Es la respuesta y Ojos de Brujo sabe transmitir casi lo mismo en todas sus canciones. Le encanta hablar de las leyes de gravedad y hasta de la Murphy. Y cuánto extraño yo, maldita sea, una Murphys Irish clásica en el bar irlandés de San Bernardo.

Quien no sabe el principio del final
cristales rotos cada mañana
gritos y ritos, causas, efectos, efectos y causas
Siempre tiende-ende-ende, todo tiende-ende entiéndeme!!
pal lao que más nos pesa-esa o el lao que más nos duele-ele
Algo tiende-ende ay!!!
veinte gramos pesan más que toda mi suerte.

Una cosa es escuchar esta canción, otra quedarse pasmado viendo la animación del clip. Amo los colores y el movimiento de esos tres minutos y medio.
¿Qué dice Ambroce Bierce sobre al acción del mendigo? (siglo XIX)
Mendigar, v. t. Pedir algo con intensidad proporcional a la creencia de que no será otorgado.

jueves, 26 de marzo de 2009

Vicky Cristina Barcelona RETORNO A LA ORILLA



Tras el arrebato de acercarse a lo prohibido y marearse, el hombre renuncia a su aventura y se acoge a tierra firme. A esta conclusión debió haber llegado Woody Allen (en realidad, siempre llega a la fatal premisa: el hombre aún no ha aprendido a amar). En fin.

Tiene 73 años y una esposa que es la hija adoptiva de su antigua mujer Mia Farrow. Allen casi le dobla la edad a Soon Yi, de 38 años, casi la cantidad de películas que él ha dirigido en su vida.

Luego de los éxitos de Match Point, Scoop y Cassandra´s dream, y rodar en Londres y Manhattan, Allen ha apostado de lleno en el amor con el apuro que toma grabar una película al año. Ahora Woody Allen está seducido por Barcelona, la locación que luce ese brillo turístico y que se presta para lo que viene. ¿Cómo no rodar un largometraje de pasión en una ciudad que exhibe, incólume, un falo gigante frente al mar?

Woody nos presenta a dos jóvenes americanas nos trasladan a un viaje de verano en Barcelona, una encantadora ciudad donde se sentirán enjauladas en sus veleidades pasionales. Esta vez, Allen se esconde detrás del lente para dar vida a personajes, que si bien podrían encajar en rígidos arquetipos, se mueven en fluidos e inteligentes diálogos, a la altura de los que nos tiene acostumbrados. Nos coloca al ritmo de un narrador omnisciente aliado del detalle y de la verborrea amable.

Vicky, una insípida mujer republicana (recatada y sensual Rebecca Hall) y Cristina, su amiga desinhibida e inestable (uniforme y plana Scarlett Johansson) conocerán a don Juan, el típico bohemio altanero y tentador (nada sorprendente Javier Bardem), quien se convertirá en el torbellino de los deseos de ambas. Todos girarán cómodamente hasta sentir la explosión de la Carmen, una desbordada y enérgica mujer andaluza (inigualable Penélope Cruz).

Si bien Woody Allen ha declarado en el Festival de San Sebastián que esta película “ha superado todas sus expectativas”, está claro que no será recordado por Vicky Cristina Barcelona. Pero que uno de los cineastas ícono del siglo XX haya escogido este país como locación hará que sus espectadores en el mundo se sientan embriagados por una exótica España.

Vicky Cristina Barcelona es una comedia ácida y espolvoreada de pasión y morriña. Nos deja con una sonrisa que se disuelve en el desconsuelo que provoca una ilusión perdida.

Dicen que Woody Allen escuchaba las propuestas para las bandas sonoras en su auto y cuando se topó con Barcelona de Giulia y los Tellarines no se contuvo. No tenía ni puta idea de lo que decía. Da igual. Esta pieza transmite toda la suavidad que su largometraje merecía.




Gruppenzwang: el caso de una escamosa que sigue la corriente

Nunca quise escribir un blog. Menos, leer los ajenos. Hace un par de años, lo intenté y deliberé que, mi vocación de blogger era nula. Mis posts no tenían sentido por una gramática mediocre. Mi hilo narrativo se deshilachaba. Tampoco tenía ni una pizca de inspiración. Eso de escribir mínimo una vez a la semana me esclavizaba y el pánico escénico ante las publicaciones superaba mi tolerancia a la ridiculez. Una noche terminé escupiendo, borrando, pisando y quemando lo que yo consideraba una dañina consecuencia por una precipitada adopción de una moda imprecisa para mí en su momento. Para qué contaminar y sin rebote. Para qué atar mi muñeca a un reloj con las manecillas tembleques. ¿Dónde está la cruz blanca en mi bandera roja? En el país de los blogs me convertí en una paria desvergonzada.

Aquí un paréntesis. En esta aldea o autopista de la información, cualquiera pilla un par de zapatillas y corre sin importar su condición física. Quién puede lo hace y quién no se la banca. Es cuestión de aceptarse y proponer la conversión de uno mismo por una vieja chismosa que anda metiendo cuentos a los vecinos del callejón.

Es así que he decidido reciclarme, llenarme la cabeza de ruleros y comprar una escoba para ahuyentar a los gatos. Y defender, como hacen los alemanes, una palabra que ilustra en el photoshop lingüístico lo que ahora cuento: GRUPPENZWANG. Estas dos magníficas palabras que, traducidas al castellano, son una combinación mágica que ayuda a justificar todas las sandeces o reacciones sociológicas. Zwang significa “presión, obligación o cumpulsión”. Entonces, sería algo como "PRESIÓN U OBLIGACIÓN DE GRUPO" ¿No es maravilloso? Al fin y al cabo, andamos todos en manada y seguimos a la masa. Yo, una insignificante migaja.

A los trece años, empecé a escribir un diario y nadie más que yo lo ha leído. A quién le importa. A todo el mundo, quizá. Porque antes de humanos, medios monos hemos sido y dime a qué primate no respira placer a la hora de hurgar. Hasta con las orejas de su nariz, con el dedo punzante. Rebusca en los hoyitos mentales y no me hagas caso.

Sácame la lengua, lee esto comiéndote un plátano. O deseándolo. Allá tú, porque somos animales y la pluma con la que escribimos no es más una refinación a nuestra condición de bestias. Aquí habla un pez que múltiples veces mordió el anzuelo y, para conservar su especie, fomentar su proliferación y por la simple razón de que no lo jodan más, se ha puesto en veda. Pero eso, lo contará con otras mareas.


Nota aparte.

Resulta irresistible recordar cómo Michael Foucault en “Las palabras y las cosas” analiza el lenguaje y determina que existe, dentro de él, un orden que determina la estructura y evolución las palabras porque ellas, en respuesta, surgen gracias a las cosas. Uno puede bucear en el discurso y evitar ahogarse con palabras que no dan al caso y no perfilan la cosa hablada. Elijo a Ambrose Bierce, un periodista del siglo XIX, para asociar las palabras y mis cosas. De “El diccionario del Diablo” rescato algunos de los términos utilizados en mi primer post para que entiendan en detalle mis desvaríos.

Moda, s. Déspota a quien los sabios ridiculizan y obedecen.

Placer, s. La forma menos detestable del tedio.

Pluma, s. Implemento de tortura producido por un ganso, y generalmente usado por un asno. La pluma de acero es usada por el mismo eterno Personaje.

Ridículo, s. y adj. Palabra destinada a probar que la persona a quien se aplica carece de la dignidad de carácter de quien la pronuncia. Según Shaftesbury, el ridículo es la prueba de la verdad: afirmación ridícula, pues muchas solemnes falacias han sobrevivido a siglos de ridículo, sin que disminuyera su aceptación popular.

Dejo una canción de Macaco, un grupo español que me acompaña desde setiembre... Pirata de agua salada. Llego a mí por tierra firme, cuando pensé que solo con pulmones podía vivir feliz. Ilusa. El disco se llama fondo submarino, ya entenderán porqué.