martes, 31 de marzo de 2009

El duende del botellón

Esta es la motito con la que a veces me cruzo camino a mi casa. Me gusta su forma y el color azul, pero me pasó e vueltas (¿?¿?¿?) mucho más lo que descubrí dentro.
La motito distribuye papel higiénico y botellones de agua a domicilio. Todo estaba en orden hasta que me topé con el rostro de un curioso hombrecillo.

Estaba escuchando música con su celular. Sí, dentro de la motito azul.


Aquí lo vemos desde más lejos.


El conductor abrió la puerta sin sorprenderse. El curioso hombrecillo intentó salir.



Pero no podía hacerlo al mismo tiempo que las botellas de agua.




Aquí un detalle de su aterrizaje.



domingo, 29 de marzo de 2009

¿Qué pensará Laura?



Este es una de las canciones que tarareo cuando me tomó un café en la oficina. Me encantaría una versión limeña con entusiastas parroquianos en el Parque Kennedy. ¿Alguien se anima?

Amo a Laura fue un spot publicitario de MTV en el 2006. Se dice que fue el contrataque o continuación de una campaña de la cadena, donde se exhibían cantidades de culos. El departamentop de marketing encargó la realización del video a la agencia BBDO . Nada tiene que ver la Asociación Nuevo Renacer, un ficticio grupo conservador.

Cuando fue colgado en Youtube, el video fue apoyado y difundido por el Opus Dei. Ahora tiene más de medio millón de visitas.

Pd. Si encuentras otras versiones de esta canción, yo no te dije nada. Ojo.

Barrichello, Barrichello: la fórmula para estar tranquilo

Barrichello cuando sudaba por Ferrari. Atrás, Schumacher, en una de las veces que al brasileño le dejaron ganar.

Hoy no hay cafés ni paseos en el malecón. No hay cine ni tontos mensajitos de texto. Hay un par de cervezas viendo el Grand Prix de Australia. En un domingo por la tarde, nada me emocionó más que la celebración de Button y Barrichello tirándole champagne a Ross Brawn.

Ambos ocuparon los primeros puestos vestidos con uniformes de Brawn GP. No con el rojo Ferrari ni con Honda, sino con un equipo formado por (gracias) a la crisis económica. Es toda una historia que sería un poco aburrida si lo cuento por aquí. Pero, ¿qué hago yo hablando de Fórmula 1?

Datos interesantes uno aprende cuando inviertes el día al lado de un hombre inteligente como mi padre. La historia que me contó mi papá fue suficiente para buscar datos curiosos y meterme un poco en este tema.“Nadie apostaba por este par”, me dijo asintiendo continuamente la cabeza.
Rubens Barrichelo (amo su nombre) estuvo años de años en Ferrari siendo el segundón del alemán Schumacher. Un obligado segundón, porque tuvo que dejarlo ganar para que éste acumule puntos personales.

O sea, te sacas la michi entrenando, corriendo, viajando, gastando tus energías y quemando tus nervios para que te vengan a decir: “aguanta, cholo. Schumacher va primero. Ponle freno y hazte el idiota”. ¡No puede ser!

Es doloroso e indignante que te obliguen a perder frente a un público que sabe que tú eres el mejor. Barrichelo dejó ganar a Schumacher tantas veces que su “jugada” se declaró prohibida por la FIA en el 2008.

El año pasado Barrichello dejó Ferrari y entró a Honda. El fierro no le ayudó pero se sintió libre. Ahora lo veo en el podio con otro equipo. Segundo, pero transparentemente segundo. Sigo leyendo sobre Barrichello y viendo videos en Youtube. Me encantó ver su cara de satisfacción. Qué rico es respirar y estar bien consigo mismo. Un domingo por la tarde para sonreir con buena compañía y la estimulante vida de un brasileño que ya no se deja.



Queda en Familia


No quiero hablar de fútbol pero dejo como recuerdo las frases célebres de mi adorados y adorables congéneres, viendo el partido Perú Chile.

¡Me aburro! Sissy, minuto 10

Aplica tu técnica, Ñolsito. Mamá Mery, minuto 25

¡Gracias, chicos! Por el pobre pueblo peruano que sufre tanto. Mamá Mery en el primer gol

¡Gol que no haces, gol que te hacen! Este es mi mensaje, hija mía. Papá, minuto 50

Se fue el loco Vargas. Ahorita hay chorreada de goles. Mamá Mery, cuando lo expulsaron

¡Es un niño! Tía Gilda, refiriéndose al 14 chileno

Que le salga un uñero para que no pueda patear. Mal deseo de Mamá Mery

(Luego se retracta) No debemos desear la maldad al prójimo.

¿Por qué somos tan malos, ah? Sissy, despreocupada

sábado, 28 de marzo de 2009

YA NO SÉ QUE HACER CONMIGO



Ya he ido obligada a misa. Me he enamorado, he llorado. Fui fanática y escéptica. Fui púdica e impúdica. No he plantando café en Nicaragua pero sí árboles en Costa Rica. He visto la puesta de sol más increíble. Un paisaje de nieve y varias estrellas fugaces. He viajado 500 kilómetros a dedo y todavía me falta por escribir. Seguiría pero da igual. Esta canción habla por mí.

viernes, 27 de marzo de 2009

Las Amebas


Acabo de cenar comida chatarra con R. Estamos en condición de amebas. Es decir, somos un par de bichos, oficialmente eurcariotas (idiotas, quizá). Dicen que las amebas viven libres en el agua y en la tierra, y se caracterizan por ser cambiantes de físico o de carácter. O sea, R y yo pululamos entre me llega al pincho y la/lo quiero mucho. Y pasamos del centro de Lima a Miraflores en un pis pás. El apareamiento y las relaciones sociales nos tienen sin cuidado. Al menos, los dos somos buenos amigos por el momento.

Apoyados en la mesa, dejo que R la mencione al aire sin que se percate. Le sonríe sin que esté presente. Mi compañía en un lugar cuyos colores son todos primarios (rojo, azul y amarillo) le alivia la noche. O en parte. R me comenta un episodio sobre ELLA.

La historia me estimula y empiezo a crear suposiciones y les doy un toque divertido de dramatismo. Convierto a ELLA en una bruja y a un x en un personaje ordinario y desagradable. Disfruto degenerando hipotéticamente la situación que me cuenta y le doy mi versión exagerando mis movimientos con las manos, impostando la voz.

Yo voy vestida de rojo y hago juego con la escenografía que nos toca esa noche. Llevo un colgante naranja que parece una herida abierta en mi cuello. Me gusta ese colgante. Lo acaricio pensando en que yo no tengo de quién hablarle. Me induje amnesia.

R y yo seguimos comiendo papas fritas en nuestra condición de amebas. Nadie nos mira. Nos da placer ser insignificantes. Nos volvemos opacos para el resto con nuestras historias de desamor y coincidencias. Salimos de ahí y empezamos a caminar. Ahora echamos la culpa a los que no nos escuchan y nos reímos de los que no nos ven caminando por la avenida Larco. Hablar del pasado y deformarlo entretiene. La angustia de cambiar la situación oprime el pecho.

Las amebas se encuentran entre la vegetación en descomposición. Yo, al menos, he vivido rodeada de mierda y me he acercado a ella con deseo. Digamos también que las amebas son asexuales. Seres vivos que viven de estímulos y reacciones. R y yo somos un objeto común de estudio. ¿Por qué no sales? ¿Y fue tan fácil atracar así nomás? Llamadas, mails, mensajes de terceros son incitaciones a nuestro decidido estado de reposo.

R me deja en casa y le devuelvo su caja de puchos desde la ventana. Veo cómo la cajetilla hace una performance de caída libre y llega hasta sus manos. Dice R que no tiene una cita. Se va a visitar a otra amiga. Le hago adiós con la mano izquierda y le saco la lengua. Él se va al cine y yo me encierro en mi habitación a leer, a escribir y a desatar mis pulsiones con arte basura. Ahora le hago un poemilla a mi oveja de felpa que se llama Vaquita. Es lo único dulce que destilo. Vamos a hacer un bien a un ser que está patas arriba por problemas de identidad.

((((Tú, no estorbes aunque no lo hagas. Que VEDA también significa Voluntarios en Defensa de los Animales. Dejémoslo ahí.))))

Ojeadaza con los Ojos de Brujo




La primera vez que escuché a Ojos de Brujo fue unos meses después de haber mandado a la horca una relación larga, muy larga. Los ritmos flamenquillos y ese hip hop que parecen quejarse y protestar por lo más mínimo terminaron siendo parte de mi consuelo o la justificación de que lo que hice fuera, en caso, una decisión correcta. En esta decapitación sentimental, la única cabeza que rodó fue la mía. Digamos que la música de Ojos de Brujo me ha ayudado a cicatrizar-hipnotizar.

Este fin de semana me quedaré bailando sola esta canción. Como suelo hacerlo sobre la alfombra esperando respuestas a mi tiempo de veda. Los acordes de la guitarra española de este grupo ibérico fueron testigos de mi primer tiempo de reclusión mental cuya razón fue limpiar mis branquias. Tengo agallas y otras agallas para darme cuenta que soledad y felicidad pueden ser dos palabras compatibles.

Demos gracias a que con el cerebro derretido y el corazón fulminado las letras explosionan sin ánimo de lucro.

La canción que he elegido se llama “Todo tiende” (2006). Aunque la empecé a escuchar hace unos meses (antes de regresar a mi realidad), la letra me dejó con una O perfecta en los labios. Estés donde estés, viajes donde que te dé la gana, siempre terminarás mendigando el tiempo que te hizo falta o el que, finalmente, desperdiciaste. Ser errante y crecer por dentro, aunque tu suerte pese más que los 21 gramos de tu existencia. Es la respuesta y Ojos de Brujo sabe transmitir casi lo mismo en todas sus canciones. Le encanta hablar de las leyes de gravedad y hasta de la Murphy. Y cuánto extraño yo, maldita sea, una Murphys Irish clásica en el bar irlandés de San Bernardo.

Quien no sabe el principio del final
cristales rotos cada mañana
gritos y ritos, causas, efectos, efectos y causas
Siempre tiende-ende-ende, todo tiende-ende entiéndeme!!
pal lao que más nos pesa-esa o el lao que más nos duele-ele
Algo tiende-ende ay!!!
veinte gramos pesan más que toda mi suerte.

Una cosa es escuchar esta canción, otra quedarse pasmado viendo la animación del clip. Amo los colores y el movimiento de esos tres minutos y medio.
¿Qué dice Ambroce Bierce sobre al acción del mendigo? (siglo XIX)
Mendigar, v. t. Pedir algo con intensidad proporcional a la creencia de que no será otorgado.

jueves, 26 de marzo de 2009

Vicky Cristina Barcelona RETORNO A LA ORILLA



Tras el arrebato de acercarse a lo prohibido y marearse, el hombre renuncia a su aventura y se acoge a tierra firme. A esta conclusión debió haber llegado Woody Allen (en realidad, siempre llega a la fatal premisa: el hombre aún no ha aprendido a amar). En fin.

Tiene 73 años y una esposa que es la hija adoptiva de su antigua mujer Mia Farrow. Allen casi le dobla la edad a Soon Yi, de 38 años, casi la cantidad de películas que él ha dirigido en su vida.

Luego de los éxitos de Match Point, Scoop y Cassandra´s dream, y rodar en Londres y Manhattan, Allen ha apostado de lleno en el amor con el apuro que toma grabar una película al año. Ahora Woody Allen está seducido por Barcelona, la locación que luce ese brillo turístico y que se presta para lo que viene. ¿Cómo no rodar un largometraje de pasión en una ciudad que exhibe, incólume, un falo gigante frente al mar?

Woody nos presenta a dos jóvenes americanas nos trasladan a un viaje de verano en Barcelona, una encantadora ciudad donde se sentirán enjauladas en sus veleidades pasionales. Esta vez, Allen se esconde detrás del lente para dar vida a personajes, que si bien podrían encajar en rígidos arquetipos, se mueven en fluidos e inteligentes diálogos, a la altura de los que nos tiene acostumbrados. Nos coloca al ritmo de un narrador omnisciente aliado del detalle y de la verborrea amable.

Vicky, una insípida mujer republicana (recatada y sensual Rebecca Hall) y Cristina, su amiga desinhibida e inestable (uniforme y plana Scarlett Johansson) conocerán a don Juan, el típico bohemio altanero y tentador (nada sorprendente Javier Bardem), quien se convertirá en el torbellino de los deseos de ambas. Todos girarán cómodamente hasta sentir la explosión de la Carmen, una desbordada y enérgica mujer andaluza (inigualable Penélope Cruz).

Si bien Woody Allen ha declarado en el Festival de San Sebastián que esta película “ha superado todas sus expectativas”, está claro que no será recordado por Vicky Cristina Barcelona. Pero que uno de los cineastas ícono del siglo XX haya escogido este país como locación hará que sus espectadores en el mundo se sientan embriagados por una exótica España.

Vicky Cristina Barcelona es una comedia ácida y espolvoreada de pasión y morriña. Nos deja con una sonrisa que se disuelve en el desconsuelo que provoca una ilusión perdida.

Dicen que Woody Allen escuchaba las propuestas para las bandas sonoras en su auto y cuando se topó con Barcelona de Giulia y los Tellarines no se contuvo. No tenía ni puta idea de lo que decía. Da igual. Esta pieza transmite toda la suavidad que su largometraje merecía.




Gruppenzwang: el caso de una escamosa que sigue la corriente

Nunca quise escribir un blog. Menos, leer los ajenos. Hace un par de años, lo intenté y deliberé que, mi vocación de blogger era nula. Mis posts no tenían sentido por una gramática mediocre. Mi hilo narrativo se deshilachaba. Tampoco tenía ni una pizca de inspiración. Eso de escribir mínimo una vez a la semana me esclavizaba y el pánico escénico ante las publicaciones superaba mi tolerancia a la ridiculez. Una noche terminé escupiendo, borrando, pisando y quemando lo que yo consideraba una dañina consecuencia por una precipitada adopción de una moda imprecisa para mí en su momento. Para qué contaminar y sin rebote. Para qué atar mi muñeca a un reloj con las manecillas tembleques. ¿Dónde está la cruz blanca en mi bandera roja? En el país de los blogs me convertí en una paria desvergonzada.

Aquí un paréntesis. En esta aldea o autopista de la información, cualquiera pilla un par de zapatillas y corre sin importar su condición física. Quién puede lo hace y quién no se la banca. Es cuestión de aceptarse y proponer la conversión de uno mismo por una vieja chismosa que anda metiendo cuentos a los vecinos del callejón.

Es así que he decidido reciclarme, llenarme la cabeza de ruleros y comprar una escoba para ahuyentar a los gatos. Y defender, como hacen los alemanes, una palabra que ilustra en el photoshop lingüístico lo que ahora cuento: GRUPPENZWANG. Estas dos magníficas palabras que, traducidas al castellano, son una combinación mágica que ayuda a justificar todas las sandeces o reacciones sociológicas. Zwang significa “presión, obligación o cumpulsión”. Entonces, sería algo como "PRESIÓN U OBLIGACIÓN DE GRUPO" ¿No es maravilloso? Al fin y al cabo, andamos todos en manada y seguimos a la masa. Yo, una insignificante migaja.

A los trece años, empecé a escribir un diario y nadie más que yo lo ha leído. A quién le importa. A todo el mundo, quizá. Porque antes de humanos, medios monos hemos sido y dime a qué primate no respira placer a la hora de hurgar. Hasta con las orejas de su nariz, con el dedo punzante. Rebusca en los hoyitos mentales y no me hagas caso.

Sácame la lengua, lee esto comiéndote un plátano. O deseándolo. Allá tú, porque somos animales y la pluma con la que escribimos no es más una refinación a nuestra condición de bestias. Aquí habla un pez que múltiples veces mordió el anzuelo y, para conservar su especie, fomentar su proliferación y por la simple razón de que no lo jodan más, se ha puesto en veda. Pero eso, lo contará con otras mareas.


Nota aparte.

Resulta irresistible recordar cómo Michael Foucault en “Las palabras y las cosas” analiza el lenguaje y determina que existe, dentro de él, un orden que determina la estructura y evolución las palabras porque ellas, en respuesta, surgen gracias a las cosas. Uno puede bucear en el discurso y evitar ahogarse con palabras que no dan al caso y no perfilan la cosa hablada. Elijo a Ambrose Bierce, un periodista del siglo XIX, para asociar las palabras y mis cosas. De “El diccionario del Diablo” rescato algunos de los términos utilizados en mi primer post para que entiendan en detalle mis desvaríos.

Moda, s. Déspota a quien los sabios ridiculizan y obedecen.

Placer, s. La forma menos detestable del tedio.

Pluma, s. Implemento de tortura producido por un ganso, y generalmente usado por un asno. La pluma de acero es usada por el mismo eterno Personaje.

Ridículo, s. y adj. Palabra destinada a probar que la persona a quien se aplica carece de la dignidad de carácter de quien la pronuncia. Según Shaftesbury, el ridículo es la prueba de la verdad: afirmación ridícula, pues muchas solemnes falacias han sobrevivido a siglos de ridículo, sin que disminuyera su aceptación popular.

Dejo una canción de Macaco, un grupo español que me acompaña desde setiembre... Pirata de agua salada. Llego a mí por tierra firme, cuando pensé que solo con pulmones podía vivir feliz. Ilusa. El disco se llama fondo submarino, ya entenderán porqué.