domingo, 29 de marzo de 2009

Barrichello, Barrichello: la fórmula para estar tranquilo

Barrichello cuando sudaba por Ferrari. Atrás, Schumacher, en una de las veces que al brasileño le dejaron ganar.

Hoy no hay cafés ni paseos en el malecón. No hay cine ni tontos mensajitos de texto. Hay un par de cervezas viendo el Grand Prix de Australia. En un domingo por la tarde, nada me emocionó más que la celebración de Button y Barrichello tirándole champagne a Ross Brawn.

Ambos ocuparon los primeros puestos vestidos con uniformes de Brawn GP. No con el rojo Ferrari ni con Honda, sino con un equipo formado por (gracias) a la crisis económica. Es toda una historia que sería un poco aburrida si lo cuento por aquí. Pero, ¿qué hago yo hablando de Fórmula 1?

Datos interesantes uno aprende cuando inviertes el día al lado de un hombre inteligente como mi padre. La historia que me contó mi papá fue suficiente para buscar datos curiosos y meterme un poco en este tema.“Nadie apostaba por este par”, me dijo asintiendo continuamente la cabeza.
Rubens Barrichelo (amo su nombre) estuvo años de años en Ferrari siendo el segundón del alemán Schumacher. Un obligado segundón, porque tuvo que dejarlo ganar para que éste acumule puntos personales.

O sea, te sacas la michi entrenando, corriendo, viajando, gastando tus energías y quemando tus nervios para que te vengan a decir: “aguanta, cholo. Schumacher va primero. Ponle freno y hazte el idiota”. ¡No puede ser!

Es doloroso e indignante que te obliguen a perder frente a un público que sabe que tú eres el mejor. Barrichelo dejó ganar a Schumacher tantas veces que su “jugada” se declaró prohibida por la FIA en el 2008.

El año pasado Barrichello dejó Ferrari y entró a Honda. El fierro no le ayudó pero se sintió libre. Ahora lo veo en el podio con otro equipo. Segundo, pero transparentemente segundo. Sigo leyendo sobre Barrichello y viendo videos en Youtube. Me encantó ver su cara de satisfacción. Qué rico es respirar y estar bien consigo mismo. Un domingo por la tarde para sonreir con buena compañía y la estimulante vida de un brasileño que ya no se deja.



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