viernes, 27 de marzo de 2009

Las Amebas


Acabo de cenar comida chatarra con R. Estamos en condición de amebas. Es decir, somos un par de bichos, oficialmente eurcariotas (idiotas, quizá). Dicen que las amebas viven libres en el agua y en la tierra, y se caracterizan por ser cambiantes de físico o de carácter. O sea, R y yo pululamos entre me llega al pincho y la/lo quiero mucho. Y pasamos del centro de Lima a Miraflores en un pis pás. El apareamiento y las relaciones sociales nos tienen sin cuidado. Al menos, los dos somos buenos amigos por el momento.

Apoyados en la mesa, dejo que R la mencione al aire sin que se percate. Le sonríe sin que esté presente. Mi compañía en un lugar cuyos colores son todos primarios (rojo, azul y amarillo) le alivia la noche. O en parte. R me comenta un episodio sobre ELLA.

La historia me estimula y empiezo a crear suposiciones y les doy un toque divertido de dramatismo. Convierto a ELLA en una bruja y a un x en un personaje ordinario y desagradable. Disfruto degenerando hipotéticamente la situación que me cuenta y le doy mi versión exagerando mis movimientos con las manos, impostando la voz.

Yo voy vestida de rojo y hago juego con la escenografía que nos toca esa noche. Llevo un colgante naranja que parece una herida abierta en mi cuello. Me gusta ese colgante. Lo acaricio pensando en que yo no tengo de quién hablarle. Me induje amnesia.

R y yo seguimos comiendo papas fritas en nuestra condición de amebas. Nadie nos mira. Nos da placer ser insignificantes. Nos volvemos opacos para el resto con nuestras historias de desamor y coincidencias. Salimos de ahí y empezamos a caminar. Ahora echamos la culpa a los que no nos escuchan y nos reímos de los que no nos ven caminando por la avenida Larco. Hablar del pasado y deformarlo entretiene. La angustia de cambiar la situación oprime el pecho.

Las amebas se encuentran entre la vegetación en descomposición. Yo, al menos, he vivido rodeada de mierda y me he acercado a ella con deseo. Digamos también que las amebas son asexuales. Seres vivos que viven de estímulos y reacciones. R y yo somos un objeto común de estudio. ¿Por qué no sales? ¿Y fue tan fácil atracar así nomás? Llamadas, mails, mensajes de terceros son incitaciones a nuestro decidido estado de reposo.

R me deja en casa y le devuelvo su caja de puchos desde la ventana. Veo cómo la cajetilla hace una performance de caída libre y llega hasta sus manos. Dice R que no tiene una cita. Se va a visitar a otra amiga. Le hago adiós con la mano izquierda y le saco la lengua. Él se va al cine y yo me encierro en mi habitación a leer, a escribir y a desatar mis pulsiones con arte basura. Ahora le hago un poemilla a mi oveja de felpa que se llama Vaquita. Es lo único dulce que destilo. Vamos a hacer un bien a un ser que está patas arriba por problemas de identidad.

((((Tú, no estorbes aunque no lo hagas. Que VEDA también significa Voluntarios en Defensa de los Animales. Dejémoslo ahí.))))

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