Pero no fue totalmente sincero. Digamos que a Francesco, de pequeño, le sobraban ciertas partes.. ¿Era posible aquello? Hasta los 18, fue hombre y mujer al mism tiempo. Luego, le extirparon los órganos femeninos. Franceso era hombre; antes, un hermafrodita de lujo. Fisulina recibió el secreto de Francesco por Facebook. Fisulina atravesó el pasillo de nuestro piso. Cacareando y moviendo las alas nos lo contó. “Entonces, ¿soy lesbiana?”. Silencio. Fisulina era una chica particular, lo apropiado para recibir en un bar aquel exótico regalo de la naturaleza. Nadie se animaba a responder. No había manera de decirle, sí, Francesco parece mujer. Es que mirábamos a la pared recordando tanta mata de pelo en el pecho que sobresalía de su camiseta. En eso, cuando estábamos a punto de cambiar la conversación para hacer de la sobremesa una situación de simple seres humanos, Chani explotó con su clarísimo acento alemán: “¿Dón-de-es-tá-su-co-ño?” Fue allí cuando Fisulina viró los ojos para luego hacerlos pequeñitos y concentrarse. Érase una confundida riojana que exigía una explicación.
miércoles, 29 de abril de 2009
¿Dónde está su coño?: la historia de Fisulina y aquel novio hermafrodita
Pero no fue totalmente sincero. Digamos que a Francesco, de pequeño, le sobraban ciertas partes.. ¿Era posible aquello? Hasta los 18, fue hombre y mujer al mism tiempo. Luego, le extirparon los órganos femeninos. Franceso era hombre; antes, un hermafrodita de lujo. Fisulina recibió el secreto de Francesco por Facebook. Fisulina atravesó el pasillo de nuestro piso. Cacareando y moviendo las alas nos lo contó. “Entonces, ¿soy lesbiana?”. Silencio. Fisulina era una chica particular, lo apropiado para recibir en un bar aquel exótico regalo de la naturaleza. Nadie se animaba a responder. No había manera de decirle, sí, Francesco parece mujer. Es que mirábamos a la pared recordando tanta mata de pelo en el pecho que sobresalía de su camiseta. En eso, cuando estábamos a punto de cambiar la conversación para hacer de la sobremesa una situación de simple seres humanos, Chani explotó con su clarísimo acento alemán: “¿Dón-de-es-tá-su-co-ño?” Fue allí cuando Fisulina viró los ojos para luego hacerlos pequeñitos y concentrarse. Érase una confundida riojana que exigía una explicación.
martes, 21 de abril de 2009
Todo Incluido
sábado, 18 de abril de 2009
Hormigas en Veda
No todas las hembras necesitamos machos. Al menos, eso ocurre con las hormigas amazónicas 'Mycocepurus smithii'. Estos inteligentes bichos son capaces de reproducirse sin ayudita. Es una especie feliz y sin sexo opuesto. Se reproducen solas. ¿Cómo? Por clonación.
Vamos a imaginarlo. Si te conviertes en una esas hormigas y sigues con ese antojo de ser madre, más te vale que seas la reina. Las reinas son las únicas que tienen descendencia. Si prefieres estar en veda y no sacrificar tu cuerpo ni tus nervios criando churumbeles, con ser obrera te vale. Serás estéril y lo mejor de todo es que serás igualita a tu reina.
Todas las hormigas de la colonia son exactas a ella. No hay razón para la envidia.
La mejor parte del asunto es que estas hormigas han encontrado alimentación aliada: comen un hongo que también es asexual. Las “M smithii” se han adaptado lo suficiente para hacer que la reina controle qué comer y que no, además de toda la casta de la colonia.
Se supone que las hembras no están sometidas a los trámites burocráticos del apareamiento. No pierden el tiempo en ello. Lo dedican de lleno a su labor recolectora. Qué bonito se siente saber que, aunque sean pequeñitas, no me siento tan sola en el mundo.
viernes, 17 de abril de 2009
Lo tienes que hacer
miércoles, 15 de abril de 2009
Solo para Señoritas
viernes, 10 de abril de 2009
Qué monos
miércoles, 8 de abril de 2009
Aquí o pallá
(((Me gustan tus besos al aire. Pude llevármelos en los rincones de mi maleta. No eres el ancla. Sí el pedacito más preciado que conservo. Ven. Ven pronto. Y trae esas tortitas con cadáver que comimos camino al sur.)))
lunes, 6 de abril de 2009
HE COMPRADO UN HOMBRE EN EL MERCADO
(Recomiendo que escuches el video mientras te cuento esto...)
Ver y escuchar a Antonia Dell´ Atte por primera vez fue una iluminación extra sensorial. Un batallón de hormigas desfilando en mis brazos. Una cabalgata de latidos en mis labios. “Yo también quiero”, pensé. Aunque sin amor, quizás lo compraría en oferta y a granel. A los otros, que me los fíen.
HE COMPRADO UN HOMBRE EN EL MERCADO era el primer verso, de voz grave, como si nos contara un chisme con cigarro en mano. Antonia compró un hombre en el mercado. Lo vistió, lo lavó. Lo negoció caro y se olvidó de pesarlo. Él la amó como un loco y ahora ella trata a su antojo. Antonia te lo cuenta en el Parc Güell en Barcelona mientras su ropa de seda noventera se desplaza con la brisa. Lo repite acariciando las teclas. No se sabe si el piano le vino de yapa. “He comprado un hombre en el mercado. Lo he observado y me ha apestado”.
Pensé que había empezado a delirar la tarde que ví un fragmento de ese video. Fue en Sé lo que hicisteis, un programa magazine amigo de lo absurdo. En la cama, jugaba a mi lado mi-tan-atractivo-amigo J. con su computadora. Sé había quedado a almorzar. Había venido para cuidarme. Yo padecía una reacción fulminante a las ostras. Con esa canción, el dolor al estómago había emigrado al cerebro.
Creo que un mercado de hombres tendría poca variedad. Al menos que estés en el Mercat de la Boquería. Me imagino ahí a miles de XY ocultando sus cositas con flores multicolores y frutas exóticas. En el mercado de Surquillo, estarían colgados cabeza abajo como pollos muertos o convertidos en pechugas deshuesadas. Las cejas gruesas de J. volvieron a observarme y a hacerme bromas sugerentes a la canción. “Vamos a comprarte uno para que te sientas mejor”.
He comprado un hombre en el mercado…
Conocí a J. en Lima hace unos meses atrás, antes de llegar a Madrid. De casualidad. En una fiesta. Yo ya lo había chequeado hace unos años. El no sabía que existía. Me lo presentaron. Yo sonreí. Él me miró bonito. Como ese miércoles, que estaba tan amarilla y marchita.
He comprado un hombre en el mercado…
Hace un par de años, hubiera pasado mi tarjeta dorada para comprarme a J. En aquellos tiempos en que lo veía caminar por los pasillos de la universidad, altísimo, con su camisa a cuadros, con esa barba espesa y esa nariz. Quizá habría comprado yo a J. en el mercado. En el de Surquillo. A sol el kilo. Sería para mí una cojinova o una chita. Sería para mí una cebolla china. Tan flaco e inofensivo, mi J.
Mi-tan-atractivo-amigo J. continuó jugando con su computadora. Disimulando no inmutarse por el pedo que se me acababa de escapar. Él no era un kilo de lentejas, ni una caja de tomates. Ya no era un guapo chico inalcanzable. Era un mortal sentado en una cama pequeñita. Sin ninguna intención, más que ver televisión conmigo. Yo, con la única intención de ver televisión con él. Yo tenía a mi lado a un verdadero amigo en Madrid y su compañía no tenía precio. Que me lo envuelvan para llevar.
¿En qué mercado o supermercado comprarías a un hombre?
jueves, 2 de abril de 2009
AUSTRALIA. No quiero otro final feliz
Baz Luhrman nos vende una aventura romántica como si fuésemos un público dispuesto a aguantar sus cursilerías. Por más que se haya gastado 130 millones en dólares para producirla. Yo ya no quiero más Australia ni clásicos épicos plastificados. Le perdoné Moulin Rouge! por revolucionar la comedia musical. Sus intentos en reciclar esta película que le dio el Oscar para vaciarla en este nuevo cortometraje son un fracaso. Menos, haber grabado siete finales y elegir la más comercial. Un golpe bajo para los que exigimos decente argumento y menos huachafería.
Rescatemos la intención de hacer un tributo a su país produciendo un film 100% australiano. Para hacernos una idea: el director Luhrman saltó a la fama en 1992 con El amor está en el aire. Aterrizó en la alfombra de Hollywood en 1996 con Romeo + Julieta. Su último delirio fue Moulin Rouge! Con esta última, ha terminado el género denominado por Luhrman (Gales, Australia 1962) como la trilogía de la “cortina roja”. Esta fórmula consiste en situar al público en una tragedia romántica. Ahora apuesta por la épica y Australia es una estrafalaria combinación de escenarios que crean una atmósfera irreal. Con esta última, quiere arrojarnos un maltrecho final feliz.