miércoles, 8 de abril de 2009

Aquí o pallá


Tengo una nariz roja por gripe aviar y una sonrisa invertida. Tengo un ex presidente encerrado en una jaula. Tengo una cárcel imaginaria aquí y parte de una vida que quiero, cruzando el océano. Porque parte de mí no es lo que quiero ser o lo que quiero ser no soy yo. En carne y hueso, al menos. Digo, que cuando estoy aquí, quiero estar allá. Y cuando estoy allá, me siento más importante al otro lado.

Pero en los dos sitios doy besos al aire y no sé en cuál de ellos me enfermo peor. Dando vueltas sobre mí, sintiendo las mismas nauseas en el estómago. Pensé que al volver a mi sitio por tercera vez, tendría más ganas de asentarme. ¿Cuánto tiempo habré hablado sobre el lugar donde nací? Y ahora en Lima, pálida y débil. No por ostras. Hoy no son reacciones alérgicas a las ostras.

¿Cómo explicarlo? Quizá me siento así, desde mi primer intento de hacer tic tac a mis tiempos de veda. Como en el que ahora me encuentro. Nací en una tarde de verano. A las seis en punto. En enero, cuando el sol de mi ciudad se pinta más amarillo. Cuando el agobio por el calor se calma con hielos y el sudor no se disfruta. A esa hora nací yo. Parto natural, forzado. Con dos vueltas de cordón al cuello. Me escondo en el drama y en la luz artificial. Moverme de un lado a otro del escenario. O atravieso un puente llorando. Tengo una nariz roja y una jaula sobre mí. Intento quitarme las vendas que están sobre mis ojos y me las amarro al cuello. Dos vueltas. A ver si recuerdo para qué rayos estoy donde me encuentro. Porque hoy no me ve ni Dios o no le he abierto la puerta.

Más a allá de toda duda razonable, mi sentencia es condenatoria.

(((Me gustan tus besos al aire. Pude llevármelos en los rincones de mi maleta. No eres el ancla. Sí el pedacito más preciado que conservo. Ven. Ven pronto. Y trae esas tortitas con cadáver que comimos camino al sur.)))

Dejo este video. Siempre dejo videos y nadie los ve. No importa. Es de una veda anterior. Noviembre 2005. Pude cantar esta canción, feliz, con lágrimas la noche que cumplí 23. Ley de Gravedad se llama. Newton no está de por medio.



“Voy pensando en el pasado. Viendo de lleno el miedo y enfrentándolo. Voy como veleta perdida. Voy por lo que más brilla y con ventilación. Voy sin brújula ni prisa y en mi soledad me encuentro en technicolor. Voy sin huir de este tiempo.
Aire para los laberintos de mi corazón”.

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