martes, 21 de abril de 2009

Todo Incluido

Tardaba una hora para llegar a la calle San Bernardo. Iba todos los meses a una agencia peruana a recoger la plata que me mandaban mi padres. Era poco. Pero lo suficiente para dar un paseo por la ciudad y detenerme en algún bar para tomar una caña. No hablaba con nadie, salvo que se me acercaran. Fueron tres los chicos, dos los jubilados y una niña que sostenía un globo rojo. A todos los recibí con una sonrisa amable para obviar el rato amargo del disculpe, no tengo cambio, no sé dónde está esa calle y no quiero ser tu amiga.
Yo estudiaba sin trabajar. Me rascaba literalmente la panza en la cuesta hacia Callao. Conmigo, siempre. Vivía tranquila y sin deporte. Aún así, creo que muchas mujeres tenían más suerte que yo. Vivían en el centro de la ciudad, hacían amigos por teléfono y nunca pagaban el trago. O a lo mejor, yo era afortunada y sin saberlo. A pesar de la crisis y la poca pasta, invertía mis calorías en paseo.
Ahora estoy en Lima mientras ellas trabajan ejercitándose por 50 euros todo incluido. Deben hacer amigos para rascarles la panza. En Perú, podrías ver este anuncio en los diarios. En España, es imposible. A volantear, a volantear. Colocar todos los datos en una hoja a impresión dúotono. Más barato. Oh! San Bernardo, qué ocultas tenías a tus putas (hasta las que van andando).

Muchísimas gracias a J. El casi amigo de estas chicas con el departamento chulísimo. Todavía no las ha ido a visitar, pero ellas ya abrieron los brazos a una futura amistad. En una hoja de papel y con luna llena al medio.

4 comentarios:

  1. Sí q flipo colega!!!! jajaja que fuerte tía creo que estoy empezando a maquinar como hacer mis volantes :s la crisis, hija, la crisis jiji

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  2. ni en crisis haria volantitos :)

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  3. observo discrepancias entre las tocayas

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